Para muchas personas, el sueño es una faceta de la vida que parece intrascendente. En nuestro mundo moderno enloquecido por el trabajo, es común que las personas se jacten de lo poco que duermen.
En realidad, el sueño es la base de todos los aspectos de la capacidad de funcionamiento de una persona. Muchos estudios han demostrado que numerosas funciones cerebrales, como la memoria, la capacidad de atención y la capacidad para regular las emociones, se ven muy afectadas cuando no se ha dormido lo suficiente.
En otras palabras, no importa qué tan bien creas que puedes funcionar con poco sueño, la falta de este dificulta tu capacidad para tener éxito y adaptarse bien durante el día a día.
Como resultado, abordar el insomnio y las dificultades para dormir es esencial en el tratamiento de afecciones tanto fisiológicas como psicológicas. Además de tener un impacto negativo en el dolor crónico, los dolores de cabeza y las migrañas, la falta de sueño puede exacerbar la ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental.
Cuando no estás bien descansado, es posible que se “quebrante” más fácilmente y se agrave por cosas que normalmente no te afectarían. Esto se debe a que la falta de sueño le quita recursos a las áreas del cerebro que están destinadas a ayudarte a regular tus emociones.
Tecnología médica
De hecho, la tecnología médica ha revelado una verdad fascinante: que un cerebro privado de sueño se parece mucho a un cerebro que en realidad está dormido. Un cerebro privado de sueño produce ondas cerebrales lentas que se supone que ocurren solo cuando estás dormido.
Sin dormir lo suficiente, tu cerebro es literalmente más lento y menos eficiente que cuando está bien descansado. Por eso es tan importante corregir los malos hábitos de sueño. Si lo haces, le permites hacer mejoras en tu bienestar físico, mental y emocional.
Enfoques para eliminar el insomnio
Hay dos enfoques muy efectivos para ayudarte a dormir más, cada uno de los cuales aborda el problema desde un ángulo diferente.
El primero es dar un paso atrás y reducir la cantidad de trabajo que haces todos los días y hasta qué hora trabajas. Esto es importante si te encuentras durmiendo menos por realizar un esfuerzo para hacer más.
Trabajar en tareas importantes demasiado cerca de la hora de acostarse puede dificultar que tu cerebro se calme y se relaje: tu mente permanece en modo ocupada cuando se supone que debe apagarse. Incluso cuando escuchas a tu cerebro decirte: «¡Solo necesito terminar esta última tarea o completar este último trabajo!» es una buena idea desactivar el modo ocupado y concentrarse en relajarse un par de horas antes de irse a dormir.
En lugar de trabajar cuando es tarde, puedes realizar una rutina nocturna de meditación, enfocándote en tu respiración o ejercicio ligero (como yoga, caminar, etc.).
Estas actividades te ayudarán a reducir la parte de tu cerebro que activa el estrés y que está alerta durante el día y aliviará los factores estresantes que le impiden conciliar el sueño.
La clave es la consistencia; hacer de prácticas como la meditación o el trabajo de la respiración un hábito nocturno, puede cambiar todo tu horario de sueño, lo que a su vez puede tener un impacto positivo en cada área de tu vida.
Por otro lado, el insomnio es un problema para las personas que quisieran dormir más pero tienen problemas para conciliar el sueño o permanecer dormidos.
El insomnio interrumpe la asociación del cerebro entre la cama y el sueño, dejándolo incapaz de dormir cuando está en la cama. A menudo comienza cuando algo interfiere con tu capacidad para dormir durante varias noches a la vez, tal vez un período prolongado de estrés laboral, un problema de sentimental o una enfermedad.
Como resultado, tu cuerpo aprende lentamente a asociar la cama con dar vueltas y vueltas, estrés y preocupación en lugar de dormir.
Investigaciones en contra del insomnio
Las investigaciones nos muestran que para restablecer la conexión entre la cama y el sueño, debes reducir la cantidad de tiempo que pasas en la cama tratando de dormir. Para lograr este objetivo, debes comprometerte a no pasar tiempo en la cama a menos que estés durmiendo.
Eso significa levantarse de la cama si no estás dormido, despertarte a una hora regular e, inicialmente, reducir la cantidad de tiempo que pasas en la cama. Esto te ayudará a reducir el estrés del insomnio.
Tal enfoque puede parecer contrario a la intuición, pero restringir la cantidad de tiempo que pasas tratando de dormir refuerza la asociación entre la cama y el sueño y ayuda a mejorar la calidad de tu sueño. Una vez que la calidad de tu sueño mejore, podrás pasar gradualmente más tiempo en la cama.
La falta de sueño nunca es un problema independiente, ya que afecta a tu salud mental, física y emocional. Por eso es tan importante cambiar tus hábitos de sueño. Al darte tiempo para relajarte antes de acostarte y reducir la cantidad de tiempo que dedicas a tratar de dormir, puedes ganar la batalla contra el insomnio y lograr un cambio positivo en cada área de tu vida.
No dejes que el insomnio se interponga en el camino de bienestar
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